Un ciberataque obligó a cerrar uno de los oleoductos más largos de Estados Unidos. La infraestructura transporta gasolina y combustible para jet desde Texas a Nueva York. 

Colonial Pipeline, operadora del sistema, informó el viernes que debió cerrar más de ocho mil kilómetros de tuberías, que distribuyen el 45% de suministro de combustible de la costa este, para hacer frente al ataque.

La compañía no entregó detalles del atentado, pero medios estadounidenses especulan que pudo tratarse de un malware que impida su funcionamiento o un ransomware que exija un pago para desbloquear archivos o sistemas informáticos.

“En respuesta, desconectamos proactivamente ciertos sistemas para contener la amenaza, que ha detenido temporalmente todas las operaciones del oleoducto y ha afectado algunas de operaciones de nuestros sistemas”, dijo la empresa.